martes, 30 de septiembre de 2008

El mundo invisible y la guerra

2. ESCENAS DEL ESPACIO.
VISIONES REALES DE GUERRA Y EPOPEYA
Enero, 1915
Allí están, cerniéndose sobre el inmenso frente de batalla que se extiende desde las orillas de la mar brumosa hasta las crestas de los Vosgos y las llanuras de Alsacia. Están allí los Espíritus de todos aquellos que, a lo largo de los siglos y en la totalidad de los dominios, pero principalmente en el arte militar, han contribuido a hacer ilustre a Francia, a edificar su gloria imperecedera. Prestan apoyo, empujan e inspiran a nuestros soldados y a sus jefes.
Desde hace cuatro meses los combatientes, casi enterrados, ocultos en los repliegues del suelo, en medio de sus alambradas, prosiguen una guerra de trincheras y de ardides en la cual la paciencia se acaba y el coraje se va gastando poco a poco.
Antaño la guerra tenía su trágica belleza, su grandeza. Se luchaba a campo raso, alta la frente y con las banderas desplegadas. Ahora, en cambio, no hay más que trampas, emboscadas, asechanzas. En todo, así en los trabajos de la paz como en los de la guerra, los germanos han desnaturalizado, empequeñecido y rebajado cuanto fuese grande. Alevosía, perfidia y mentira, he ahí sus principios habituales.
Los genios maléficos, los negros Espíritus de crimen y rapiña, los reîtres y los lansquenetes4 de la Edad Media se encuentran entre ellos, ora reencarnados en sus filas, ora invisibles, participando en sus combates. Su triunfo equivaldría a la esclavitud de Europa, al aplastamiento de los débiles, a la expoliación de los vencidos. Sería un retorno de la humanidad a la barbarie.
Los Espíritus ilustres que velan en nuestras líneas han conocido luchas más nobles y generosas. Por eso, tales tácticas y procedimientos los asombran y entristecen. Y en ocasiones, al ver tantos esfuerzos poco menos que infructuosos, son invadidos por la vacilación y la inquietud y se preguntan con angustia cuál será la salida de esta terrible guerra.
¡Cuánta sangre y lágrimas, cuántos jóvenes héroes han caído! ¡Cuántos despojos humanos están yaciendo bajo tierra! Nuestra nación ¿verá aniquilada toda su fuerza, toda su vida?
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4 Reître o rêtre, es palabra francesa derivada del alemán reiter, que significa "caballero". En el medioevo recibían este nombre los caballeros germanos de servicio en Francia. En cuanto a la voz lansquenete, proviene del alemán land, "país o tierra", y knecht, "servidor". En el siglo quince se llamaba así a los soldados germanos mercenarios que servían en otros países, como Francia y España, por ejemplo. [N. del T.]


Pero he aquí que, desde lo alto del espacio infinito, un nuevo Espíritu ha llegado. Al verle, todos se agitan y conmueven. Sin embargo, no es más que una mujer, pero su frente está ceñida por una aureola; el entusiasmo y la fe animan sus facciones. Desde que apareció, un estremecimiento pasa sobre esas legiones de Seres Invisibles, y un nombre va volando de boca en boca: ¡JUANA DE ARCO!
Es la hija de Dios, la Doncella de las batallas... Viene a despertar las energías entumecidas, el coraje debilitado. Desde el principio de la guerra se mantenía a distancia, entre sus hermanas celestiales, en medio de ese grupo de seres graciosos y encantadores, de seres angélicos cuyo mando Dios le había concedido después de su martirio en la Tierra. Su misión consiste en consolar los dolores humanos, en mitigar los padecimientos morales, en cernerse sobre las almas que soportan pruebas.
Pero ha sonado la hora. Ante el relato de los males que se vierten sobre la patria, sobre esta Francia tan querida, por la cual sacrificó su existencia, el corazón de la Virgen lorenesa se ha sentido turbado y un imperioso y ardiente deseo de socorrernos se apoderó de ella. Ha cedido a ese deseo. En el instante de partir, sus hermanas y compañeras del Espacio inclinándose ante aquella a quien veneran, le dicen:
-¡Oraremos por el triunfo de vuestras armas, hija amada de Dios!
Así pues, Juana acude, y en torno a ella se dan prisa los Espíritus heroicos, protectores de Francia, para saludarla y formarle cortejo. Ella, en su sencillez, les expresa:
-Como en pasados siglos, he sentido la necesidad irresistible de unirme a los que están luchando por la salvación de la patria. ¿Me aceptaréis en vuestras filas?
Y todos, en un impulso de entusiasmo, exclaman:
-¡Sed nuestro jefe y marcharemos bajo vuestras órdenes!
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Asambleas sucesivas se reúnen por encima de nuestras líneas. Los que las integran llevan nombres prestigiosos, que reunidos sintetizan toda la gloria de los siglos, toda la gloria de Francia... Allí está Enrique IV junto a Napoleón; Vercingetórix se encuentra con los capitanes de Carlos VII, los generales de Luís XIV y los de la Revolución: todos los héroes de nuestras luchas de antaño y los libertadores de la patria. Vemos también ahí a muchos jefes ingleses, porque toda enemistad se ha extinguido y no hay en todos esos Espíritus sino un solo pensamiento y un mismo corazón.
Ni uno solo entre ellos deja de profesar a Juana la mayor deferencia. Ninguno se coloca ante ella. Discuten con gravedad los medios de ataque los procedimientos que requiere esta guerra de trincheras. La idea de Dios se cierne sobre esa asamblea, y cuando el Espíritu eminente que la preside
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sábado, 13 de septiembre de 2008

INTRODUCCION


INTRODUCCIÓN
Desde 1914 ha vivido Francia bastantes horas de cruel angustia y se ha encontrado al borde de muchos abismos. Tras cincuenta meses de luchas, esfuerzos y sacrificios salió engrandecida de la prueba, aureolada por la victoria y regenerada por el dolor. Sin duda, debe esa victoria al apoyo de sus Aliados, al heroísmo de sus combatientes y a la ciencia y genio de sus jefes; pero la debe también -y sobre todo- a la poderosa ayuda del Mundo Invisible, que nunca dejó de intervenir en su favor. Es este uno de los aspectos menos conocidos de ese drama inmenso, y sobre el cual creemos necesario llamar la atención de todos.
Gracias a un excelente médium, cuya clarividencia y sinceridad no me permitían abrigar la menor duda, he podido seguir durante más de tres años la acción de los Espíritus sobre los acontecimientos y observar sus rasgos esenciales. Por medio de la incorporación, mis amigos del Espacio y, entre ellos, un Espíritu eminente, me iban comunicando de tiempo en tiempo sus apreciaciones acerca de esta terrible guerra, examinada en sus dos aspectos: el visible y el oculto. Esas conversaciones me inspiraron, sobre la base de los datos obtenidos, cierto número de artículos que en este volumen se encontrarán reunidos. Agregué otros, dictados bajo el imperio de las circunstancias y que había publicado ya en diferentes revistas. El libro concluye con una serie de páginas inéditas.
El propósito esencial de estos escritos consiste en orientar el pensamiento francés hacia un espiritualismo científico y elevado, hacia una creencia que sea capaz de colocar a nuestra nación a la altura de los importantes deberes y nobles tareas que le competen. Es menester que una amplia corriente idealista, un poderoso hálito moral barra las sombras, dudas e incertidumbres que pesan todavía sobre tantas mentes y conciencias, a fin de que un rayo de las verdades eternas ilumine los cerebros, comunique calor a los corazones y traiga consuelo y esperanza a quienes penan y sufren.
La educación del pueblo debe ser reestructurada por completo, de modo de inculcar a todos la noción de las obligaciones sociales, el sentimiento de las responsabilidades individuales y colectivas y, en especial, el conocimiento del verdadero objetivo de la vida, que es el progreso, la depuración del alma, el aumento de sus riquezas íntimas y ocultas.
Es necesario, por último, que una solidaridad estrecha una a los vivientes con los difuntos, y que las dos humanidades, la de la Tierra y la del Espacio, colaboren en la obra común de renovación y de progreso. Hemos demostrado en otra parte1 la acción de los poderes invisibles en la historia, pero nunca quizás esa acción se ha puesto de relieve con más
1 Ver nuestra obra El Problema del Ser y del Destino. [N. de L. Denis.]
4 EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA – LEÓN DENIS
evidencia que en los acontecimientos actuales, obrando en favor del derecho y la justicia. Sería realmente lamentable que tan seria y solemne lección se perdiera y que el hombre permaneciese indiferente a los llamados y ayudas de lo Alto. Por el contrario, ellos tienen que suscitar en todos el estudio de ese Mundo Invisible al que tarde o temprano perteneceremos, puesto que la muerte es sólo un tránsito y nuestros destinos son infinitos.
El pasado de Francia es rico en períodos brillantes, en páginas gloriosas. Pero su porvenir se anuncia más espléndido aún, si el hálito del Espíritu que anima a los mundos pasa por su alma. Si él regula y dirige las fuerzas vivas, las fuerzas ascendentes suscitadas por la guerra y que vibran en la nación francesa, podrá ésta realizar obras que superarán en poder y brillo cuanto su genio ha producido hasta aquí.
Marzo, 1919.


1. EL ESPIRITISMO Y LA GUERRA
Octubre, 1914.
Desde hace algunos meses se vienen desarrollando acontecimientos espantosos. Un huracán de hierro y fuego se ha desencadenado sobre Europa y las bases de la civilización se han visto sacudidas. Ya no se trata de millares, sino de millones de hombres que chocan unos contra otros en tremenda colisión, en una lucha tal que el mundo no vio jamás otra semejante. Tan grande es el número de vidas humanas sacrificadas que la mente queda estupefacta al pensarlo. Está en juego la suerte misma de las naciones. En ciertas horas trágicas, Francia ha sentido pasar sobre ella un ventarrón de ruina y muerte. A no ser por los auxilios de lo Alto, de no mediar la legión de incontables Espíritus que han acudido desde todos los puntos del Espacio para sostener a los defensores de Francia, aumentar su energía, estimular su coraje e inflamar su ardor, tal vez la nación francesa hubiese sucumbido. Ahora bien, en presencia de tan terrible drama nos preguntamos -como en medio de una pesadilla- qué lección puede extraerse de esos dolorosos hechos.
En primer término, hagamos notar que tales acontecimientos habían sido anunciados de antemano. Surgidas de todas partes, abundaban las advertencias y predicciones al respecto. Nosotros mismos sentíamos acercarse la tempestad. Un malestar indefinible invadía nuestras almas. Según lo expresado por un pensador, los grandes acontecimientos que conmueven el mundo proyectan primero su propia sombra.
Sin embargo, los conglomerados humanos permanecían indiferentes. Hacía veinte años que Francia, sobre todo, se había amodorrado en un sueño de bienestar y sensualidad. Los más de sus hijos no tenían ya otro objetivo que el de hacer fortuna y disfrutar de los placeres que ella provee. La conciencia pública, el sentimiento del deber, la disciplina familiar y social, sin los cuales no hay pueblo que sea grande, se iban debilitando cada vez más. Escandalosos procesos revelaban un estado de profunda corrupción.
El alcoholismo y la prostitución, así como el nacimiento de seres enfermizos que de ellos resulta, parecían destinar a la nación a irremediable decadencia. Nuestros enemigos tenían a los franceses por un pueblo acabado, y se aprestaban a repartirse sus despojos. ¿Acaso no nos condenaban a la impotencia las estériles discusiones en que estábamos empeñados? Ahora bien, nuestras divisiones de ejército no eran más que vana apariencia. Pero ante el peligro que amenaza a la patria todos los corazones franceses saben unirse mediante un supremo esfuerzo.
6 EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA – LEÓN DENIS
Como en todas las horas solemnes de la historia, igual que en tiempos de Juana de Arco2, el Mundo Invisible ha intervenido. Bajo el impulso de lo Alto, las fuerzas profundas de la raza, esas fuerzas que en cada uno de nosotros dormitan, han despertado, se pusieron en acción y, con renaciente ardor, han hecho reaparecer a plena luz las virtudes heroicas de los siglos pasados.
Por supuesto que el general Joffre3 es un meritorio estratego, pero sabemos de buena fuente que sus inspiraciones, sin él saberlo, provienen del Más Allá.
Nuestro país, al que consideraban en estado de descomposición y condenado a desaparecer, mostró al mundo asombrado que un poder incontrastable dormía en él. Bajo el rigor de la prueba y por voluntad superior Francia ha despertado.
Con un impulso soberbio, resuelta a todos los sacrificios, se ha erguido contra un invasor sin escrúpulos, ebrio de orgullo y ávido de establecer en el mundo su brutal y bárbaro dominio.
Piensen lo que quieran los alemanes, hay en el Universo una justicia. No basta tener a cada instante el nombre de Dios en los labios, sino sería mucho mejor guardar sus leyes inmutables en el corazón. No es el derecho una palabra vana y el poder material no significa todo en este mundo. Las mentiras y la perfidia, la violación de los tratados y el incendio de las ciudades, la masacre de los débiles y de los inocentes no pueden encontrar justificación ante la Divina Majestad.
Todo mal cometido se vuelve, con sus efectos, contra la causa que lo produjo. Así, la violación del derecho de los débiles se vuelve también contra los poderes que lo ultrajan. La invasión y devastación de Bélgica y del norte de Francia han hecho que todos nos indignemos y han traído una reacción formidable de las fuerzas invisibles. De las regiones arrasadas ha ascendido hacia el Cielo un grito de angustia, y el Cielo no hizo oídos sordos a esos llamados de la desesperación. Los poderes vindicativos del Más Allá han entrado en acción: ellos levantan a Francia por encima de sus propias fuerzas y empujan a sus hijos al combate. Detrás de los que perecen otros surgirán, hasta que el invasor sienta que su resolución flaquea y que el destino se ha puesto contra él.
Aquellos que han muerto regresan al Espacio con la aureola del deber cumplido: su ejemplo inspirará a las generaciones por venir.


2 Puede consultarse, del mismo autor, la obra Juana de Arco, Médium, segunda edición en castellano, Editora Argentina "18 de Abril", Buenos Aires, 1969. [N. del T.]
3 El mariscal francés JOSEPH-JACQUES-CÉSAIRE JOFFRE (1852-1931) fue general en jefe de los ejércitos franceses desde 1914 hasta 1916, y en septiembre de 1914, un mes antes de la fecha en que Denis escribió estas páginas, JOFFRE ganó la primera batalla del Marne, donde los alemanes sufrirían en julio de 1918 una segunda derrota, esta vez con los franceses al mando del general FOCH. [N. del T.]

7 EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA – LEÓN DENIS
La lección que se desprende de estos terribles sucesos consiste en que el hombre debe aprender a elevar sus pensamientos por sobre los tristes espectáculos de este mundo y dirigir sus miradas hacia ese Más Allá de donde le vendrán los socorros, las fuerzas necesarias para emprender una nueva etapa hacia el grandioso objetivo que se le ha asignado.
Nuestros contemporáneos habían depositado su mente y corazón en las cosas de la materia. Los hechos les han demostrado que en ella todo es inestable y precario. Las esperanzas y glorias que promete carecen de futuro. No hay fortuna ni poder terrenal alguno que esté a cubierto de las catástrofes que puedan sobrevenir. Ninguna riqueza o esplendor es realmente duradero, si no son los del Espíritu inmortal. Sólo él es capaz de transformar las obras de muerte en obras de vida. Pero, para comprender esta profunda ley es menester la escuela del sufrimiento. Así como el rayo de luz debe ser descompuesto por el prisma para producir los brillantes colores del arco iris, de igual manera el alma humana tiene que ser quebrada por las pruebas para que irradie todas las energías y todas las grandes cualidades que en ella dormitan.
En medio de la desgracia, sobre todo, es cuando el hombre piensa en Dios. Tan pronto como las ardientes pasiones suscitadas por el odio y la venganza se hayan apaciguado, y cuando la sociedad retome su normal ritmo de vida, comenzará la misión de los espiritistas. ¡Cuántos duelos habrá entonces que consolar, y qué de llagas morales por curar! ¡Cuántas almas laceradas que reconfortar! Bajo la lenta, profunda y eficaz acción del dolor, incontables seres se tornarán accesibles a las verdades cuyos depositarios responsables somos. Sepamos, pues, aprovechar las trágicas circunstancias que estamos atravesando, y la Providencia sabrá obtener que de ellas resulte un bien para la humanidad.
Todas las almas fuertes que en medio de la tormenta han mantenido su serenidad pedirán, junto con nosotros y con total confianza, que las pruebas sufridas por nuestra nación hagan vibrar en su alma los sentimientos de honor, unión y concordia que son medios poderosos de elevación. Por su intensidad, esos sentimientos podrían reaccionar contra las plagas de la sensualidad, el egoísmo y el personalismo excesivo que se habían erigido en amos en nuestra Francia, sofocando los instintos generosos, siempre prontos a revivir en ella. Que los franceses, raza inteligente y caballeresca, con las manos tendidas y los corazones abiertos, vuelvan a ser un motivo de admiración y un ejemplo viviente que todos los países se complacerán en seguir...

jueves, 4 de septiembre de 2008

EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA

LEÓN DENIS
EL MUNDO
INVISIBLE Y
LA GUERRA
Traducción del francés por
ALBERTO GIORDANO
01.02.2006
EDICIÓN DIGITAL POR LA
FEDERACIÓN ESPÍRITA ESPAÑOLA
http://www.espiritismo.es y http://www.espiritismo.cc
Título del original en francés:
LE MONDE INVISIBLE ET LA GUERRE (1919)
Traducido del francés por Alberto Giordano
Federación Espírita Española
Página web:
http://www.espiritismo.es
Correo electrónico:
info@espiritismo.cc EL MUNDO INVISIBLE Y LA GUERRA – LEÓN DENIS
LEÓN DENIS, UN GIGANTE DE LA IDEA ESPÍRITA
Dentro del nuevo espiritualismo son pocos los escritores que han alcanzado el brillo y la profundidad de León Denis. Su pluma ha legado a los espíritus estudiosos páginas de insuperable calidad literaria y filosófica, las cuales están llamadas a ser por mucho tiempo antorchas orientadoras en la evolución social y espiritual de los pueblos. Puede decirse que Denis es un esteta de la idea Espírita, pues él entrevió que sólo por el amor y la belleza es como se realizará la evolución del Espíritu en sus variados aspectos existenciales.
Su comprensión filosófica del Espiritismo lo llevó a sostener que sólo los valores subjetivos y profundos del Ser determinarán un auténtico cambio de rumbo en la humanidad; por eso Denis no rehusó dentro de la concepción espíritu de la vida el sentimiento idealista y religioso, puesto que llegó a comprender que sólo lo auténticamente espiritual en el hombre podrá encauzarlo hacia una vivencia integral de lo que significa la existencia. Pues mientras el hombre viva una vida desvinculada de las reales esencias del Universo, no logrará comprender lo que es el fenómeno histórico y las finalidades superiores que deberá cumplir durante su proceso evolutivo de encarnación y desencarnación.
Para León Denis el hombre se afirma, moral y espiritualmente sobre la base de las realidades teleológicas de la verdad. Porque todo el ideario filosófico del autor de El Problema del Ser y del Destino está fundado en la verdad -misma que subyace en el fondo de la Naturaleza, es decir, en la parte profunda de las cosas visibles.
Si Denis fue un poeta en prosa de la Idea Espírita, ello se debe a su gran consubstanciación con los valores filosóficos y religiosos de la Codificación Kardeciana. Penetró hondamente en ellos para descubrir que el genio espírita de la verdad universal estaba dentro de él mismo. Sintió que la verdad espiritual del saber espírita no era un saber racional fundado en la razón únicamente. Alcanzó a sentir existencialmente que los valores espíritas se encuentran dentro del hombre mismo y que se logran descubrir sólo citando el Ser se autoanaliza y se vive a sí mismo en profundidad y extensidad. De ahí que la ideología espírita no es una creencia aceptada como un dogma; por el contrario, Denis demostró que la búsqueda de la realidad existencial del Ser desemboca en una misma concepción. Por eso los grandes Espíritus, sin conocerse entre sí, se reúnen en una misma realidad espiritual, porque la esencia de la verdad es una y todos los que apasionadamente la buscan llegan, por uno u otro camino, a un mismo nivel ideológico y existencial.
León Denis fue un auténtico pensador y no hizo política intelectual, a fin de llamar la atención para formarse un renombre como escritor. Muchos literatos de su tiempo, que a su lado eran una medianía, lograron
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honores y se le abrieron las puertas de muchas instituciones artísticas, periodísticas y políticas. Denis encontró resistencia por sus ideas espíritas, no obstante el genio literario e idealista que poseía. Por haber amado la verdad fue excluido de los movimientos culturales de su época, pues ser espírita parecería ser, según los prejuicios del orden social imperante, un delito o una subversión moral contra la cultura, considerada inamovible, o como la única, aunque perimida y materialista, que debe rutinariamente admitirse. Empero, a pesar de los prejuicios y resistencias que se le hacen a las ideas espíritas, el proceso de sus afirmaciones resulta ya incontenible. Un nuevo espiritualismo está aflorando en la cultura moderna, con lo cual estamos viendo cómo se derrumban las formas clásicas de la civilización, ya que ellas no pueden resistir el empuje creador de las nuevas ideas que surgen del fondo mismo de los Espíritus.
León Denis será reivindicado por las nuevas generaciones cuando el movimiento espírita haya comenzado a instituir en el orden humano la sociedad espiritista, es decir, un nuevo tipo de orden social basado en la concepción espírita de la vida. Entonces Denis recibirá el homenaje, casi unánime, de los Espíritus evolucionados y amantes del progreso. Su nombre será pronunciado con respeto y veneración en las academias literarias y filosóficas de todo el mundo.
El presente libro nos lo muestra amigo de la justicia y la democracia. Algunos han dicho que sus páginas están impregnadas de un gran nacionalismo francés; pero esto no es una apreciación verdadera si se tiene en cuenta que fue Francia quién recibió los más duros golpes de quienes querían imponerle a la humanidad intolerable dictadura. Denis, como todo ciudadano de su tiempo y como amigo de la libertad y el progreso social, se opuso a tal propósito y se alió con los esfuerzos de los ejércitos aliados, a fin de librar a Francia y a la humanidad de la derrota y de un insoportable cesarismo moderno.
No se olvide que Francia en sus más difíciles situaciones nacionales fue dirigida por el genio espiritual de Juana de Arco. Este hecho es innegable en la historia de ese país, y Denis, en momento tan grave, sintió la presencia inspiradora de la heroica joven lorenesa, razón por la cual escribió estas páginas donde se nos muestra cómo el Mundo Invisible interviene en los grandes procesos políticos de las naciones.
Sin embargo, un nacionalismo puro y heroico como el de Denis no puede ser desechado en el presente momento histórico en que la vida moral de los pueblos está en franca decadencia a falta de una fuerza espiritual que lo evite. Cuando el nacionalismo está de parte de la justicia, el orden y la libertad, se torna un fenómeno universal, ya que el fenómeno humano, tanto político como social, es similar en todas partes del mundo. Por consiguiente, la verdad no tiene latitudes: la verdad está en todos los lugares de la Tierra afrontando las mismas luchas y los mismos problemas.
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Por eso el nacionalismo de León Denis es puro, real y útil, puesto que emana de sentimientos inspirados en los más altos principios morales.
La obra de León Denis al estar basada en la verdad deja de ser nacional para convertirse en universal. La Idea Espírita que fue la fuente de sus grandes inspiraciones y el motivo que lo llevó a luchar en favor del movimiento espírita mundial, hunde sus raíces en las verdades eternas y universales y por lo mismo le hace ver al hombre que los nacionalismos exclusivistas y egolátricos resultan inadecuados para el bien y el progreso del género humano. Así, pues, lo entendió Denis, por cuya razón se debe reconocer que fue un pensador universal, sin dejar de sentir por eso amor a Francia por la cual tanto se desvelaba.
Léanse estas páginas teniendo en cuenta el motivo principal que las inspiraron y se comprenderá que la pasión que hay en ellas responde a esa ansia superior por defender la verdad y la libertad con el mismo espíritu con que Francia luchó, en su hora, por la proclamación universal de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.
¡Loor al gran escritor y pensador que tanto hizo por los Nuevos Derechos Espirituales del Hombre! Que las nuevas generaciones vean en él al modelo de lo que deberá ser el verdadero escritor en los tiempos modernos. Que reconozcan a través de su obra clara y brillante cuál es el papel que deberá desempeñar la literatura, como instrumento de educación y orientación en la vida de los pueblos. Ojalá su alto ideal llegue al espíritu renovador de las juventudes de la nueva era para mostrarles que la verdadera misión del hombre en la Tierra es luchar, como León Denis tan gallardamente lo hizo, por la Verdad, la Justicia y la Belleza.
HUMBERTO MARIOTTI
Buenos Aires, 1972
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